Sobre "un niño TDAH"
Juan Matías
Heme aquí frente a uno de
los niños de esta clase. Hace poco que lo conozco y ya he podido apreciar su
talante despierto y dinámico, sus ojos grandes, su modo abierto de relacionarse
con los demás. He aprendido a valorarlo, a tenerlo presente con frecuencia.
Pero entonces, alguien en
la institucion considera necesario que yo
sepa algo más sobre ese niño y procede a
informarme. "Se trata de un alumno hiperactivo e impulsivo", me dice.
"Ya sabemos lo que tiene", continúa informándome, "es un niño TDAH,
tenemos un informe detallado sobre él …" . Y desde este instante se
empieza a abrir ante mi una grieta por la que se escurrirán todas mis primeras
impresiones. Se forjará poco a poco una nueva visión de la esencia del niño que
irá borrando lo que parece era sólo resultado de mi natural y pobre capacidad
de apreciar su individualidad, algo que surgía de mi sencilla y espontánea –
quizás demasiado espontánea – relación con él. Ahora ha dejado de ser Juan
Matías, ese morochito siempre inquieto, siempre simpático, siempre con su
desarreglada camisilla amarilla. Empiezo a verme como quien por fin posee la
verdadera esencia de su humanidad: ya no más infundadas intuiciones, me digo a
mi mismo, no más fantasiosas empatías:
ahora sé quien es Juan Matías: es un … TDAH. No importa que su
incomparable individualidad, aquella otredad que antes tenía yo tan presente, se ha ahora diluido en las marañas de una definición
médica que si bien posee su medida de verdad y su importancia, va nivelando
para nosotros la rica variedad de relieves de su personalidad, agrisando ese tan especial colorido de su
modo de ser, redondeando las salientes de su tan único perfil. Ahora, por fin,
veo a Juan Matías como se me ha enseñado que es preciso verlo: a través del
marco de definiciones altamente impersonales e iluminado por la artificial luz
de una categorización. He aprendido a participar de los modos de interacción
propuestos por quienes consideramos especialistas en ciertas dimensiones del
alma. Y poco a poco todos empezamos a verlo así. Todos. Hasta los padres de
Juan Matías, hasta ... el mismo Juan Matías.